May 13, 2021 | 2021, Mission Guide, Practical Guidelines, Spanish, Union of Baptists in Latin America
Hablar de la Iglesia es también hablar de la misión que la misma tiene en la tierra. Para poder hablar de la Iglesia y de su misión, hay que estar consciente de la responsabilidad que eso involucra. Es decir, tener un estilo de vida que se coadune al que Cristo pide et tener un testimonio digno de un miembro del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.
Crecí en un hogar cristiano en un pueblo llamado Upata en el país de Venezuela. Upata, es uno de esos pueblos pequeños y coloridos. Crecí viendo a mis padres sirviendo al Señor. Me familiaricé mucho con la vida de la iglesia y su lenguaje. He tenido el privilegio de viajar, el que me permitió conocer otras culturas y otras iglesias. Todo eso desarrolló en mí una dimensión mayor de lo que es el Cuerpo de Cristo. Cierto que la forma y el contexto cambian, pero la esencia sigue siendo la misma.
En el año 2017 decidí salir de Venezuela. Tenía varias opciones donde inmigrar, pues la situación de Venezuela es muy precaria. La intención no era solamente salir de Venezuela, pero también servir el Señor donde Él nos llevara. No estaba claro donde iríamos, pero una vez más el Señor se manifestó y Perú fue nuestro destino. Deseábamos hacer la voluntad de Dios y no seguir nuestros intereses personales.
Hablando del tema de la Misión de la Iglesia, no podemos dejar de hablar sobre la fe; en el libro de Mateo 28:19 está el gran mandato que hasta la Iglesia Católica en su desenfoque ha querido participar. En mi opinión, no es cuestión de religión sino de obediencia y de fe. Esto me lleva a meditar en el verso anterior v18b TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA. Este mandato dado por el mismo Dios, manifiesta su mismo poder y soberanía sobre todo lo que existe tanto en lo que vemos como en lo que no vemos. Dios tiene las llaves que abren y cierran puertas, y ha dado a la iglesia el privilegio de extender este hermosísimo evangelio, con la responsabilidad y peso que eso involucra. Nuestro deber es enseñar a guardar todo lo que él nos ha mandado. La terea de la iglesia es simplemente cumplir con eso mandato, o sea la misión de la Iglesia. Cómo y dónde hacerlo, Dios también lo dirá, pues que la obra es suya. Nosotros también le pertenecemos, pues lo amamos y le seguimos.
¿Tenemos a una iglesia en medio de una crisis o una crisis en medio de una iglesia? Una pregunta que puede saltar desde las bancas del templo o desde las plataformas que usamos ahora para congregarnos. Es una pregunta que nos puede retar y que la respuesta la podemos encontrar en la palabra de Dios. Aunque la barca se mueva con gran fuerza asustando a los tripulantes, Dios sigue en control y calmándonos. No podemos negar la tempestad o la crisis porque es real. La misma nos tomó por sorpresa y también como los discípulos de nuestro Señor Jesús, nos llevamos las manos a la cabeza, le llamamos y Él en su calma, nos hizo calmar en medio de la crisis y esto nos ha dado la fuerza para avanzar. Somos una pequeña iglesia de tres años que está en crecimiento en un sector del cual muchos no hablan bien el español. A nosotros se nos ha dado el privilegio de sembrar esta poderosa semilla del evangelio de Cristo. Poner en acción la misión de la iglesia en un contexto de crisis ha sido duro, y aún más a causa de cada una de las restricciones que hoy existen por la pandemia. Somos un pueblo caloroso que busca amor et darlo; no podemos expresar ese amor en un abrazar… ¿Cómo decirle a la gente que Dios sigue siendo Dios cuando las circunstancias lo niegan? Hemos estada aprendiendo en medio de todo esto, y hemos estado viendo como la misma mano de Dios nos ha sostenido. La experiencia que tenemos, es que el lugar pequeño donde nos congregábamos que era la sala de la casa de unos hermanos, ya no se podía utilizar por razones de pandemia y cuarentena. No podíamos ni salir de casa, entonces el mejor recuso fue la oración y esperar la dirección de Dios. Comenzamos a trabajar con las herramientas tecnológicas que conocíamos, tratando de hacerlo simple para que todos pudieran participar. Vimos como Dios hizo la integración de todos además de otros que se agregaron. Dios es maravilloso… El evangelismo lo hacemos utilizando la misma plataforma, creando un grupo discipular llamado A.E.S (Atención Espiritual Social). Estas mismas personas fueron beneficiadas con alimentos cada semana por más de tres meses, hasta que ya la gente podía volver a sus trabajos. Aplicamos el evangelio integral en la comunidad donde estamos. Comenzamos a congregarnos en un parque al aire libre. Tuvimos que luchar contra la distracción del lugar, pero mismo así, el Señor nos ha traído personas interesadas en su restauración familiar.
Nos llamamos Misión Bautista Gracia y Verdad.
En estos tres años que recién hemos cumplido, hemos visto bajar a las aguas del bautismo a 12 personas convencidas que JESUS ES EL SEÑOR Y QUE EN EL HAY SALVACIÓN. La iglesia local, la madre, también tuve que adaptarse a las mismas dificultades que vivimos en estos tiempos de pandemia. Dios nos ha dejado claro que los templos no son el objetivo último. La razón de la Iglesia, El cuerpo de Cristo, es poner en práctica la misión y llevar el evangelio a cuantas más personas posibles, afines que puedan gozar por la eternidad en el cielo.
La manera de hacer discipulado ha cambiado. Ha sido todo un desafío de pasar de la sala de la casa hacia un hospital, a una larga conversación telefónica, o en otros casos un acompañamiento en el lugar de trabajo, hablando de como conocer más del Dios a quien adoramos.
Creo firmemente que la iglesia debe transformarse y avanzar, poniendo en práctica la misión de una forma integral. Los aspectos de la vida cotidiana no deberán estar ajenos a ella, donde por ejemplo, sea costumbre organizar grupos de limpieza para dejar las calles limpias, secar las lágrimas de aquel corazón que necesita consuelo en estos tiempos especiales, donde tenemos que ser astutos para saber aprovecharlos siempre que posible y, así alcanzar la meta del llamamiento de ir y hacer discípulos.
Que afortunados seremos cuando escuchemos como iglesia decir: «Ven buen y fiel siervo, sobre poco has sido fiel sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor» Mateo 25:23.
Termino concluyendo con la respuesta a la pregunta anterior si ¿tenemos una iglesia en medio de una crisis o una crisis en medio de una iglesia? En mi perspectiva y por lo que me ha tocado vivir, mi respuesta es que hay una iglesia en medio de una crisis global donde ella misma ha contado con la asistencia de Dios, quien tiene toda potestad tanto en el cielo como en la tierra. Seguiremos avanzando con la misión de Iglesia que es el cuerpo de Dios, haciéndola de manera totalmente integral en la vida de quienes nos rodean. DIOS HACE COSAS QUE TRANFORMAN Y SU SOBERANIA ES SOBRE TODOS.
For Reflection and Discussion:
- ¿Qué obstáculos ha tenido que superar su iglesia en un intento de estar fuera de los muros tradicionales de la iglesia?
- ¿Cuáles son las formas prácticas de hacer misión de manera integral para que sean parte de la vida diaria?
- Reflexionando sobre el último año y medio, ¿su iglesia ha sido una iglesia en medio de una crisis o ha tenido una crisis en medio de su iglesia? ¿Qué lecciones se pueden aprender al evaluar honestamente su respuesta al COVID-19?
May 5, 2021 | 2021, Grassroots Stories, Mission Guide, Portuguese, Union of Baptists in Latin America
Neste breve ensaio queremos apresentar a experiência da Igreja Batista de Água Branca (Ibab), na capital de São Paulo, Brasil, que, durante a pandemia, adotou o lema: “ser igreja fora do templo”. A Ibab possui uma congregação que ultrapassa 5.000 membros arrolados, mas é impossível mensurar o alcance global das ações desta comunidade. Seu canal no YouTube possui cerca de 210 mil assinantes e registra mais de 25 mil acessos para acompanhamento das celebrações transmitidas aos domingos.
Desde o início dos anos 1990, quando a liderança redirecionou sua ênfase para o evangelho puro e simples dos discípulos de Jesus Cristo, a comunidade passou a dedicar-se mais à Missão e à organicidade do Corpo de Cristo, enquanto progressivamente se desapegava do institucionalismo religioso. Com isso, tornou-se uma referência e tem abençoado centenas de milhares de pessoas em todo o globo.
A equipe ministerial, liderada pelo pastor Ed René Kivitz, é composta pelos pastores e pastoras: Eduardo Fetterman (Adolescentes), Filipe dos Anjos (Adulto e Cidade), Claudio Manhães (Pastoral), André Saldiba (Famílias e Juventude), Robinson Jacintho (Pequenos Grupos e Educação), Paulo César Baruk (Celebração), Sílvia Kivitz (Missão e Rede Ibab Solidária) e Fernanda Kivitz (Crianças). Diferentes vozes nesta equipe contribuíram neste relato.
Quando a pandemia começou, a Ibab foi uma das primeiras comunidades a anunciar publicamente a suspensão de seus cultos presenciais, enquanto muitas lideranças, incrédulas sobre o potencial devastador da pandemia, demoraram tempo demais para tomar a mesma decisão. Para a liderança da Ibab, o fator decisivo era proteger a vida das pessoas, considerando o alto potencial de contaminação na interação entre as crianças (transmissoras inevitáveis) e os idosos (grupo de risco), avós destas mesmas crianças. A congregação de crianças que se reunia dominicalmente na Ibab passava de mil integrantes.
A Ibab já era uma comunidade muito representativa nas redes sociais. A pandemia acentuou esta representatividade, mas a adoração comunitária foi sensivelmente transformada. Eduardo Fetterman, que também atua na equipe de adoração, disse que a Ibab investiu em mais equipamentos para que as transmissões tivessem a maior qualidade possível e ressaltou o sofrimento que muitas comunidades experimentam justamente por não possuírem tais recursos para investir numa estrutura semelhante em tempos de distanciamento social. A adoração teve sua equipe presencial reduzida, gravando os cânticos previamente enquanto a pregação é transmitida em tempo real.
Nos pequenos grupos a dinâmica foi de fortalecimento da comunhão, ainda que virtualmente. A maioria dos voluntários nos diversos ministérios continua sem oportunidade de serviço presencial. Embora os encontros virtuais estejam preservando as conexões, como os adolescentes são muito relacionais, às vezes desanimam pela falta de convivência com sua turma. Por isso os encontros semanais foram adaptados para rodas de conversa possibilitando maior interação.
Ainda na dinâmica da adoração comunitária, Fernanda Kivitz reporta que “a pandemia nos colocou diante do desafio de viver, de fato, a experiência de ser igreja para além de frequentar a igreja/instituição”. No ministério infantil focamos na “possibilidade de ser igreja em família”. Enquanto as famílias iam à igreja, cada pessoa vivia uma experiência singular que não era, necessariamente, compartilhada com os demais. Compreendendo que os pais são os principais mediadores das experiências espirituais das crianças, a vivência de ser igreja em família foi estimulada. Um ponto positivo foi este “resgate da experiência familiar ao redor da Bíblia, propondo conversas significativas em casa”.
A Ibab é reconhecida como uma igreja muito comprometida com a Missão e com sua inserção social. A igreja apoia 52 organizações e projetos sócio-missionários de cuidado humano por meio da Rede Ibab Solidária. Neste ano pandêmico a liderança apelou à generosidade da comunidade, pois neste momento de crise o sofrimento humano e as necessidades aumentaram, além das incertezas no cenário econômico. Durante a pandemia, a comunidade não apenas amadureceu, como mobilizou-se ainda mais em ações de misericórdia, compaixão e justiça, respondendo à crise global de maneira positiva e inspiradora.
A maior prova desta resposta aconteceu em dezembro de 2020, quando a comunidade vivenciou algo inédito na sua história de generosidade. As campanhas de natal, que acontecem há 19 anos sempre foram muito desafiadoras. O alvo de 2020 era maior que os anteriores. A comunidade ultrapassou em 120% a meta estabelecida marcando a vida de cada membro de modo singular.
A atenção da comunidade também se dirige às necessidades de seus membros. Além da assistência social prestada às famílias mais carentes, a Rede Ibab Solidária promoveu mentoria e seminários para os pequenos empreendedores. Grandes empreendedores consolidados no mundo corporativo vieram auxiliar os pequenos empreendedores que precisaram reinventar suas atividades profissionais devido ao colapso na economia e no mundo do trabalho. O olhar de equidade sobre as necessidades humanas dentro e fora da comunidade é parte da identidade da Ibab.
Na visão de Eduardo Fetterman, a comunidade se fez mais presente no Brasil como um todo, não apenas oferecendo conteúdos de qualidade, como alcançando mais pessoas com o evangelho. Em parcerias com organizações como a UNICEF e a Visão Mundial, liderou ações de misericórdia em muitos níveis, inclusive comprando e enviando 1000 cilindros de oxigênio para Manaus, socorrendo a cidade na maior crise da segunda onda do COVID-19, em Janeiro de 2021. Algumas ações de misericórdia foram interrompidas, como o apoio educacional presencial que os adolescentes prestavam às pessoas com limitações cognitivas e aos imigrantes bolivianos, mas outras oportunidades surgiram.
Fernanda Kivitz acrescenta: “vejo uma comunidade pronta para servir, para doar e se doar, pronta para o trabalho. Temos sede de gente, de encontro, de conexão, e pessoas precisam de pessoas. A pandemia e o distanciamento social escancararam as desigualdades que vivemos e isso gera dor, angústia e revolta, mas as pessoas estão com vontade de fazer algo relevante, útil e transformador”. Uma das mudanças mais significativas no evangelismo e discipulado foi a consciência de que que a igreja é parceira das famílias no discipulado das crianças, mas que os pais e cuidadores das crianças compõem o núcleo central das experiências espirituais dos pequeninos. Com isso, as crianças passaram a ter experiências com Jesus na vivência de suas famílias e não mais sob a tutoria dos professores do ministério infantil. A igreja não é responsável pela jornada espiritual de uma criança, mas sim uma facilitadora deste processo junto à família.
Outros ministérios também ligados ao discipulado fizeram sensíveis adaptações na sua atuação. No ministério pastoral, sob a liderança do pastor Claudio Manhães, houve a criação de uma capelania para apoio psicológico durante a quarentena. Uma equipe de psicólogos e psicólogas da igreja passou a ofertar seu tempo para atendimentos virtuais voluntários às pessoas necessitadas deste tipo de suporte, atendendo também aos profissionais da saúde que, estando no front do combate ao COVID-19, se encontravam em burnout. Também atrelado ao ministério pastoral, a Ibab sedia a coordenação do Celebrando a Recuperação no Brasil. O programa, essencialmente presencial, adaptou-se ao funcionamento virtual nos encontros pequenos e grandes grupos.
“#tododiameiodia” tornou-se o ponto de encontro da comunidade para a oração, preservando sua identidade, suas tradições e sua fé nos caminhos da sua dispersão à semelhança dos hebreus e dos primeiros cristãos, iniciativa liderada pelo pastor André Saldiba.
Antes mesmo da pandemia o ministério Ibab Educação já se estruturava para oferecer uma educação cristã de alta qualidade em plataformas de Ensino a Distância, alcançando, principalmente, a multidão de pessoas que se sentem participantes da Ibab, mas estão geograficamente distantes. A pandemia acelerou este processo e atualmente o ministério oferta uma rede de cursos de curta duração para o período de férias e o curso mais extenso sobre Espiritualidade Cristã.
A Ibab é uma das raras igrejas no Brasil que há vários anos dedica-se à discussões raciais e de gênero. Contrastando com o quadro de aumento da violência doméstica durante a pandemia, o Ministério dos Homens promoveu simpósios e estudos nos pequenos grupos de combate à violência de gênero. Particularmente atuei como conferencista no capítulo sobre Jesus e a Masculinidade Não-Violenta, sendo este apenas um das várias iniciativas.
O Fórum de Consciência Negra da Ibab é uma iniciativa permanente criada a partir da necessidade de dialogar sobre o racismo estrutural e sistêmico bem como combate-lo. Durante a pandemia este fórum intensificou suas ações concretas na busca de equidade, acolhimento, reconciliação, resgate da dignidade e promoção da justiça, especialmente após o assassinato de George Floyd.
Muitas comunidades experimentaram uma grande desconexão entre seus membros durante a pandemia. Testemunhamos vários líderes amedrontados com a dispersão dos membros e com o colapso financeiro. “Ser Igreja fora do templo” nos apresentou mais profundamente este Deus que é dono de todos os recursos. Do meio do deserto, floresceu a criatividade e os recursos surgiram quando as necessidades humanas foram priorizadas. Mesmo quando a liderança orientava: “cuide financeiramente primeiro dos seus familiares” os membros continuavam contribuindo financeiramente. Quem podia, contribuía mais para auxiliar os que necessitavam. Na data mais importante da vida da comunidade a generosidade sobrepujou de modo exuberante.
Nas palavras do pastor sênior, Ed René Kivitz, “a experiência da Ibab na pandemia tem sido a de aprofundar e estender a práxis de sua visão, missão e filosofia de ministério. Em sua Visão a Ibab declara que deseja “ser um sinal histórico do reino de Deus”, protagonizando em sua vivência comunitária os mesmos frutos do ministério de Jesus: libertação, salvação, reconciliação, restauração da pessoa humana em todas as suas relações. Inspirada no movimento de Lausanne e da Teologia da Missão Integral, sua declaração de Missão diz que é uma igreja comprometida a “levar o evangelho todo para o homem todo”, e atua orientada por sua filosofia de ministério definida como “priorizar relacionamentos, envolvendo todos os seus frequentadores além dos limites culto-clero-domingo-templo”, isto é, uma igreja que acontece privilegiadamente numa grande rede de relacionamentos, diaconia e testemunho integral do Evangelho. Os tempos pandêmicos não provocaram muitas mudanças na dinâmica cotidiana da Ibab, mas exigiram um compromisso de fidelidade ainda mais sacrificial com tudo quanto tem vivido em sua história recente, à luz do discernimento que tem recebido do Evangelho, especialmente conforme a reflexão teológica própria da América Latina”.
Que este exemplo nos inspire a observarmos o crescimento das oportunidades de serviço que a pandemia nos trouxe, elas cresceram na proporção que cresceram as necessidades humanas. Que a pandemia ensine a toda a família batista ao redor do mundo que é tempo de servir com criatividade.
Igreja Batista de Água Branca na web:
https://Ibab.com.br
https://www.youtube.com/user/oficialIbab
https://www.facebook.com/oficialIbab
https://www.instagram.com/oficialIbab/
May 2, 2021 | 2021, Grassroots Stories, Mission Guide, North American Baptist Fellowship, Theological Reflection
In the wake of a global pandemic, nearly half a million people in the United States and close to 2.5 million people have died globally. Well beyond what anyone could have imagined, this pandemic has presented unique health and social challenges for all of us. This has certainly been the experience for those of African descent living in the United States.[1] Facing illness alone during a global health pandemic and social upheaval is both complex and challenging. As caregivers, those responsible for providing some form of spiritual, psychological, emotional, physical, and medical care for others, this year has been plagued by trauma, grief, and loss. Additionally, contending with fears around personal, familial, and community safety due to a lack of personal protective equipment or managing moral injury when the “right thing to do” feels incredibly inhumane eventually takes its toll. Further, expanding our imaginations in a way that allows us to sit with people as they find the language and create meaningful rituals that address the compounded trauma and grief that have made it difficult to breathe, feel, mourn and heal, at times, feels like an impossibility.
A year into the pandemic, even those who have not lost loved ones to COVID-19 feel the effects of isolation and stress. Alongside the health and social challenges presented during this crisis, people of faith are also attempting to navigate their way through a spiritual or religious crisis. During times of challenge, many turn to their communities of faith for guidance and support. This may be especially true for grief, loss, and death. Death is looming in the social and religious consciousness at a time when we have been forced to deal with our loved one’s death alone or from a distance. During this pandemic, every death is a COVID-19 death, and many deaths have taken place with no family at the bedside.
Death and distance are two things that one might consider antithetical to the culturally-oriented reactions and death practices to which many are accustomed. At this seemingly impossible intersection, I sit as a Spiritual Care Practitioner. As an ordained minister serving in the role of Chaplain at a Level One Trauma Center, I have witnessed the devastating effects of COVID-19 on families. I have conducted virtual visits with families unable to be present while “Big Mama” is in the ICU. I have held the hand of mothers who have experienced a fetal demise alone. I have stood at the door of the trauma bay as the medical staff attempted to resuscitate men as their families stood outside the hospital doors because protocol did not allow them inside.
People of faith embrace gathering with their community of faith as an essential part of life. These gatherings include everything from worship services to funerals. We gather for fellowship and for participating collectively in rituals that provide meaning for our lives. As the world struggles to gain some normalcy, the church is coming to terms with the fact that many of the rituals to which we were accustomed can no longer be practiced – at least not safely. Rather than forcing situations that may be unsafe for the sake of tradition, churches will need to find creative ways to engage in ritual and meaning-making. This will likely require training for many churches. It will also require introspection. Are we willing to do things differently or will we remain boxed into traditions that do not provide the healing necessary to help us through this crisis? Without the proper resources in place, the next pandemic we must face will be unresolved grief.
[1] A disturbing trend is evident in the U.S.: People of color, particularly African Americans, are experiencing more serious illness and death due to COVID-19 than white people. Coronavirus in African Americans and Other People of Color | Johns Hopkins Medicine
For Reflection and Discussion
- Individual’s and communities’ ability to cope with loss varies. Social and cultural factors impact that ability. For many, the compounded grief experienced during this time will require care beyond prayer and Scripture. What are some steps your congregation has taken to be equipped to provide grief support today and in the future?
- Funerals help people find a kind of “closure” needed during the grieving and mourning process. How can our imagination help us reimagine death and dying rituals that allow for mourning? How can we teach ourselves to be more open to the Spirit’s creativity?
- Pastors and leaders are experiencing significant burnout during this pandemic as they are experiencing the same loss as their congregations. What steps have you taken as a leader to address your own grief?
- Scripture is replete with characters who provide stories of grief and mourning that can be used in exploring how people respond to loss which might prove helpful when the congregation gathers for worship. How do you imagine mining the text to normalize grief within your congregation?
May 2, 2021 | 2021, All Africa Baptist Fellowship, English, Grassroots Stories, Mission Guide
Inarguably, the emergence of the dreaded coronavirus has turned the whole world upside down. Even if the pandemic disappeared today, the world will no longer be the same. No more handshakes, no more hugging, no more gathering of the crowd of any form – be it social, political, or religious. Wearing face masks has become part of dressing. No doubt, it is one pandemic too many. Many have gone to early graves as a result of COVID-19, and everyone is praying hard for the end of the pandemic.
COVID-19 has no respect for the government, the governed, the business community, the rich, the poor, the mighty, the lowly, and the church is not spared. At first, the pandemic was regarded as a problem of the western world until it entered Africa through Egypt, and gradually, it spread across the continent. In the beginning, churches in Nigeria continued with their normal worship, praying for an immediate end to the pandemic in Europe and the United States. But like a thief in the night, it entered the country, and the government declared a lockdown order that forbade social and religious gatherings. The government agency, Nigeria Centre for Disease Control (NCDC) coupled with the Presidential Task Force, is at the forefront of the public health response to the COVID-19 outbreak in Nigeria.
Then the crisis snowballed into lockdown, churches were shut down, and church leaders began to look for alternative ways to worship the living God. Big churches with private television stations have little or no problem as their leaders preached directly to their members in their homes, and they also joined others in making use of online services thanks to social media. Members were asked to buy data and watch online services, and offerings and tithes were collected through e-banking. But as a result of the level of illiteracy, many Christians were disfranchised from worship due to unreliable power supply and ignorance of information technology. Others could not afford the cost of weekly data.
The government at all levels is struggling to live up to expectations. The recently held #ENDSARS protest was a direct reaction of the masses to the hoarding of the foodstuffs meant for the masses. The Christian body has been consistently asking churches to provide food items, money, clothing, beverages, and drinks to Christians and non-Christians. The Christian Association of Nigeria (CAN) itself has donated the same to the federal government with a view to assisting the poor. Both the big and the small denominations have been assisting the people, either to complement the government or to assist where the government has been failing. For example, the Nigerian Baptist Convention has donated various foodstuffs, beverages, and drinks to state governments and sent goods to impacted members in other affected states.
Churches such as Dunamis International Gospel Centre in Abuja reportedly donated medical equipment worth millions in Nigeria’s Naira to the Federal Capital Territory Administration to support the effort of the government to stop the spread of coronavirus. The church also donated food items, toiletries, clothing, and other items to orphanages and the less privileged. Among the items donated were bags of rice, clothing items, noodles, vegetable oil, beans, fish, yams, and many other items.
Others churches whose donations are worth mentioning are Redeemed Christian Church of God (RCCG) led by Pastor Enoch Adeboye and Living Faith Worldwide popularly known as the Winners Chapel. The former donated medical supplies to the Lagos State Government to support its efforts in equipping medical staff with the necessary protective gear needed to contain the coronavirus pandemic. The items include 8,000 hand sanitizers, 8,000 surgical face masks, and 200,000 hand gloves. Similarly, the Living Faith Church Worldwide donated ambulances, test kits, and personal protective devices (PPE) to the Lagos and Ogun State governments to assist in the fight against the COVID-19 pandemic in Nigeria. The Catholic Church in the country also donated palliatives and went further to release some of its hospital outlets to the government, but regrettably they were not used.
To reduce the risk of infection in places of worship, Nigeria Centre for Disease Control (NCDC) gave the following guidance:
- There should be no entry without facemasks. All attendees and religious leaders must wear a face mask.
- People who are sick should not go to places of worship. There should be temperature screening on entry.
- Handwashing facilities and hand sanitizers should be provided at points of entry and strategic points.
- Attendance at religious settings should not exceed 1/3 of seating capacity.
- Religious centers should be clearly marked so that people sit and maintain two meters distance from each other.
- There should be no form of direct contact. Practices such as handshakes as peace signs are discouraged.
- Practices that require sharing of materials should be limited. For example, ablution should be performed at home.
- Religious centers should be disinfected routinely, before and after worship.
No sooner had the churches reopened when some churches returned to their previous ways of worship, violating the protocols of the pandemic. The government threatened to shut down worship places again, and the leadership of Christian Association of Nigeria (CAN) had to quickly preempt that by issuing a directive to its members to follow COVID-19 protocols or risk sanctions. This was contained in a press statement dated January 18, 2021.
In the statement released by the Association’s General Secretary Joseph Daramola, CAN warned that COVID-19 is real and deadly, saying all its members must follow all necessary safety protocols, including “no entry without facemasks.” Other guidelines included in the statement were:
- No entry without facemasks. CAN said all worshippers, including the worship leaders, must wear face masks. There should be no exceptional cases.
- There should be temperature screening at every entry point to the church.
- Ensure adequate ventilation in halls of worship, open windows, and doors for air to circulate.
- Handwashing facilities and hand sanitizers should be provided on church premises.
- Practices that require sharing of materials should be limited.
- Every church should make use of medical personnel to assist.
- Church auditorium should be clearly marked so that people sit and maintain two meters distance from each other.
There was a storm in late December 2020, and some state governments vowed not to allow the popular Crossover Night. Many churches said they would not obey the order, regarding it as hostile and ungodly. Again, the CAN leadership intervened and urged the government to relax the order and urged its members to ensure the COVID-19 protocols were strictly followed.
Worship places cannot remain the same, even after the pandemic is over. However, among the gains of the pandemic is the emergence of online services among many churches and the virtual offering of programs and meetings. For example, the annual gathering of the Nigerian Baptist Convention was held virtually last year, and the annual Workers Retreat was virtual again this year. The Redeemed Christian Church of God has also been consistently holding most of its programs virtually until recently when it combined physical attendance with virtual. Its monthly gathering that attracted millions of people has been suspended until further notice. It is the wish and dream of Christians throughout the country that the pandemic becomes history to enable them to return to their former way of worship.
For Reflection and Discussion
- What role should the Church play in collaborating with local governments to meet practical needs within the community?
- What protocols and processes have you implemented in order to make in-person gatherings more safe?
May 2, 2021 | 2021, Mission Guide, Practical Guidelines, Spanish, Union of Baptists in Latin America
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmos 23:4 (RVR1960)
A veces con frío, a veces con un poco de sol, a veces con mucha interrupción de los sonidos de nuestro alrededor, distracciones e incluso con sillas no tan cómodas, a veces con muchos espectadores que hasta sin silla quedábamos algunos de pie. En otras ocasiones compartiendo folletos evangelísticos a los que pasaban o llevaban a sus hijos o perritos al parque, y también a todo pulmón predicando a Jesús a través de un megáfono tratando de alcanzar el oído de quienes estaban en casa o en los alrededores del parque, incluso, a través de nuestras mascarillas, distanciamiento y alcohol antibacterial queríamos hacerles saber a todos que hay una esperanza en tiempo de crisis, que hay un Dios que está vivo y obrando en medio de tan escalofriante escenario mundial. Este es el pequeño escenario que te puedo describir, para que conozcas un poco de como ha sido el trabajo misionero y por supuesto eclesiástico de la Misión Bautista Gracia y Verdad, en Villa Victoria, Lima, Perú en un pequeño parque del mismo sector, en este contexto de pandemia. Y te preguntarás; ¿por qué se reúnen en un parque? Porque las iglesias están cerradas.
Si bien es claro, el mundo atraviesa un tiempo de “crisis integral”, y cuándo me refiero a integral, estoy queriendo comunicar que es una crisis en todo sentido, no nada más en la parte de salud, sino también esta crisis ha llegado abarcar la parte espiritual, emocional, mental, social, familiar y sentimental de cadaindividuo. Más, sin embargo, y a pesar de ello:
¿Qué está haciendo la iglesia de Dios frente a dicha crisis?, Por nuestra parte como misión y junto a nuestros líderes Deiser Campos y Josemir de Campos e hijos y demás miembros, hemos estado implementando una labor para Él Señor de comunión y formación espiritual entre los miembros de dicha iglesia, también, con valentía y disposición se ha estado realizando discipulado en algunos casos con precaución de manera personal y por llamada telefónica, también evangelismo de impacto o de persona a persona como un signo de compasión hacia aquellos que no conocen al Señor en este contexto de crisis.
Simplemente hemos decidido, que sí Dios no está en crisis, nosotros tampoco deberíamos de estarlo. Todo lo contrario, es nuestro deber propagar y reflejar a Nuestro Señor Jesucristo en esperanza, confianza, fe, valentía y fuerza que sólo Él puede dar y que es lo que el mundo necesita. No somos una iglesia que retrocede ante la crisis, no somos una misión que se calla o sigue siendo parte del problema espiritual en este contexto de pandemia. Hemos decidido creerle al Señor y confiar en Él, para transmitir esa fortaleza y fe que el mundo necesita, tenemos la confianza en que: “Grandes cosas han hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres. Salmos 126:3 RVR1960” Oh si, Dios ha hecho y hará grandes cosas con aquellos hijos e hijas que se atreven en este contexto de crisis. No somos como los incrédulos y aunque somos humanos y capaces de sentir el estruendo de la crisis en el mundo, por encima de eso, estamos llamados a ser Luz:
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Mateo 5:14 (RV1960)
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Juan 1:5 (RV1960)
Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.
Hechos 13:47 (RV1960)
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:16 (RV1960)
Estamos dispuestos a morir a nosotros mismos con tal de dar cumplimiento con prudencia a la Voluntad de Nuestro Dios. Nuestro vivir en Cristo, no nos hace una iglesia perezosa, negligente o descuidada, sino que, por el contrario, nos despierta, nos exhorta y nos hace activos para vivir vidas justas y hacer el bien. Quiero poder finalizar comunicándoles, que estamos gozosos, por la manera en cómo Dios se sigue manifestando a través de los nuevos y antiguos creyentes dentro de la misión, es una bendición seguir creciendo en tiempo de crisis. Lo cierto de todo, es que, sino servimos hoy en las condiciones que tenemos, lamentablemente y quizá tampoco lo haremos cuando todo esto pase. El problema no es la condición actual, el problema es nuestra falta de disposición para servir con obediencia, precaución y mucha cautela en este tiempo. Sí Dios no está quieto ni callado ahora, nosotros tampoco deberíamos de estarlo.
Dios bendiga, ilumine y guíe sus vidas.
Les amamos en Él Señor.
For Reflection and Discussion
- ¿Qué pasos pueden tomar usted y su comunidad para ser una iglesia que no retrocede en una crisis?
- ¿Qué crees que significa ser la “luz” en medio de estos tiempos oscuros?